Asugúrate de que tu obra esté lista para estar publicada. Una de las grandes diferencias entre las buenas y las malas ediciones es haber hecho o no una corrección de pruebas final. Tal etapa en el proceso de editar es indispensable para poner freno a las pequeñas, pero muy visibles, imperfecciones que puedan quedarse en el texto, a pesar de nuestros esfuerzos previos.
Además, no todo son erratas que provienen del texto previo. Otras erratas se forman el proceso. A veces una persona corrige por error algo que estaba bien (muchas veces con buena fe, pero con ignorancia de las reglas), una figura queda invertida por error, imágenes se pueden quedar en la página equivocada, un error de montaje y no de texto (un elemento de página maestra que se va por error en una ventana de capítulo), y otras pequeñas imperfecciones en el proceso.
A lo mejor son pequeñas cosas —y las he visto en muchos libros que he leído—, pero hacen la diferencia entre una obra hecha con cuidado y amor, y una en que nadie ha tomado la molestia de revisar.
El trabajo del corrector de pruebas es verificar la calidad antes de que el libro entre en producción en masa. En una casa editorial tradicional, el corrector toma la copia editada original y la compara con la prueba, asegurándose de que no haya omisiones ni páginas faltantes. El corrector de pruebas corrige los saltos de páginas o palabras incómodas.
Mientras puede hacer ediciones ligeras, como corregir la ortografía o las guiones incorrectas, el corrector de pruebas profesional no es un corrector ortotiógráfico. Si se citan demasiados errores, va a tener que devolver la prueba al corrector ortotipográfico para hacer las correcciones.
Los editoriales tradicionales exigen la corrección profesional como una medida de garantía de calidad antes de imprimir una cantidad masiva de libros. Bastantes autores de autopublicación —aunque hayan contratado a profesioneles para que su manuscrito esté editado al nivel del desarrollo, de estilo y ortotipográfico— siguen omitiendo la corrección de pruebas, que es un error ya que aún pueden existir errores e incoherencias, como ya he dicho. Siempre es bueno contratar a un corrector de pruebas para echar un último vistazo a tu trabajo antes de que se imprima. El hecho de que yo puedo realizar correcciones de pruebas en español e inglés les resulta muy beneficioso a muchos de mis clientes.
He trabajado con varios editoriales, y a veces parece que cada compañía o autor tiene una definición diferente de las funciones del correcto de estilo, el corrector ortotipográfico y el corrector de pruebas; las tareas de ellos se pueden coincidir. Antes de comenzar un proyecto, es esencial averiguar exactamente qué quiere y necesita el cliente, además de lo que espera el gerente del proyecto.
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